Ahora, después de 8 años, he terminado de leer el último de los libros de La Torre Oscura. Stephen King al fin se ha dignado (esta frase me suena) a publicar el último tomo que cerraba la historia.
Qué cabrón. Todo termina como empezó. Ha descrito un círculo, el trazado perfecto que únicamente podía escribir para contar su Historia. Y es perfecta.
Al fin he tenido en mis manos las últimas líneas, y son infinitamente buenas, y también es triste. Triste y esperanzador.
No es descabellado afirmar que es una historia igual de buena que el Señor de los anillos, con toda su profundidad y redondez. Es un círculo perfecto, que ha seguido todos los grandes cambios de mi vida desde sus páginas.
A algunos les parecerá tremendamente friki, otros me entenderán a la perfección asintiendo en silencio y seguros, pero Roland ha sido para mí un amigo. Un amigo al que estoy segura que volveré a releer algún día. Porque inevitablemente muchas de las cosas dichas en ésas páginas están dentro de mi cabeza.
No soy todo lo lectora que me gustaría ser, por falta de tiempo y dinero, pero he leído grandes libros, oh sí, y terminado hasta la última página algunos muy malos, otros de tan místicamente peligrosos los he preferido dejar atrás (I Ching Egipcio) y algunos han pasado a formar parte, con sus pensamientos y sus historias, de mi mente. Éste, es el que durante más años me ha acompañado. Su historia forma parte de mi historia.
Quizás también sea que él y yo tenemos la misma forma de escribir innata, entendemos lo que escribimos de la misma manera, si salvamos las distancias de la temática y el éxito. Aunque he de decir, que equivocadamente se piensa que este cuentacuentos sólo escribe cosas desagradables, terror, y no es cierto. En no muchos libros he encontrado el análisis psicológico tan bueno y la gran produndidad de los pensamientos que subyacentes quieres transmitir este hombre en muchas de sus historias.
Mi sueño es plasmar, en una historia más o menos larga, todo lo que hay aquí dentro, en mi mente, con su exacto tacto, profundidad, sentido, perfección.
Y de nada vale a un escritor serlo (yo lo soy) si la gente no compra sus libros, si no lee el periódico donde escriba. De nada vale serlo, si lo que dices no llega a ningún sitio.
Creo que escribimos los que queremos ser recordados, los que necesitamos algo, una sonrisa, un asentimiento, un mirada conocedora de las voces que oímos en nuestra cabeza y que se cuelan en nuestros dedos empujándolos sin contemplaciones. Los que nos duele cuando no dejamos hablar a nuestros dedos. Los que soñamos con gritar en un papel lo que claramente vemos para que otros también lo vean y no seámos los únicos, y la visión no se esfume y se pierda.
Escribimos los que necesitamos que nuestras palabras perduren, aún más efímeras, después de nosotros.
PD.: Gracias a todos lo que me habeís respondido a los dos posts anteriores (eigual he contestado a tu comentario), gracias por seguir ahí y no dejar que mis palabras se pierdan.
En estos días intentaré actualizar algo el blog, añadir los enlaces que faltan y etc.
Y escribir, claro.
Llevo meses pensando en las palabras que pondría en este post. Meses, adivinando dentro de mi cabeza la forma, el tacto, de lo que escribiría. Inútil.
Quería hacer las frases, el texto, el post...más bonito del mundo, pero es que no puedo. No hay nada más bonito que Ella, en mi vida. Y no va a valer de nada intentar escribir lo que quiero decir con grandes palabras, con versos de más de 100 sílabas. Me he dado cuenta que la profundidad y la belleza de lo que hay en mi cabeza pugnando x saltar a mis dedos, sólo puedo dejarlas a la vista en trozos simples de mi alma.
Cuando se despierta, es la mujer más hermosa del mundo aunque ella no lo sepa. Tiene los pies fríos cuando entro en la cama y los pega a mí, para que se los caliente. A veces me mira de forma que todo mi interior tiembla y se derrite y se siente inmensamente seguro al mismo tiempo. Tiene los ojos más bonitos del mundo. Es el sentido y la luz que ha llenado todos mis rincones. Mi oscuridad dura poco a su lado. Cuando me acaricia me vacía del mundo, de mí. Cuando le hago el amor siento que entiendo todo, que sé cuál es mi sitio en el mundo, que Ella es todo lo que siempre busqué. Si la miro, muy despacio, sin que lo sepa, me muero de amor y orgullo por la mujer que es. Me encanta la niña que sigue siendo.
Me roba el mando de la tele siempre que puede (es una mandona). Ha hecho que adore la comida china y yo que sucumba a la comida japonesa. Me escucha siempre. Es tierna, es firme, a veces se txuta un poco y a veces es la persona más inteligente que he conocido. No conozco una paz más grande, más serena, que cuando me tumbo en su regazo y sólo oígo su respiración, los latidos de su corazón en mi oído.
Haría absolutamente cualquier cosa, cualquier locura, por ella. La amo con locura, con pasión, con eternidad. La amo con comprensión, con firmeza, con seguridad. La amo con todo mi ser, mi alma y cada pequeña gota de mi sangre. Sé que siempre estará a mi lado, que de alguna extraña forma, le gusta cómo soy, extraña, filósofa, escritora, despistada, cabezota a veces. A veces le robo la manta por las noches, sin querer. Se apura casi siempre mis cervezas y mis cocacolas. Me enciende con sólo rozarla. No imagino la vida sin ella. Sólo quiero estar la vida entera, las siguientes, la eternidad, con ella.
Y es por todo éso, que como mucha gente sabe ya, en unos meses nos casaremos. Legalmente.
Recuerdo (y lo haré eternamente) el día que me pidió que me casara con ella. Recuerdo el día, ya en nuestra casa de Valencia, que nerviosa, yo se lo volví a pedir otra vez. Y recordaré eternamente, el día en que la conocí. A esa chica subiendo por la cuesta de la facultad de Psicología de Granada, con unos vaqueros oscuros, una chaqueta negra, unas gafas de sol también negras (de cristales redondos a lo Beatle) y el pelo largo, rizado, suelto sobre los hombros. Olvidaré muchas cosas, pero recordaré toda la vida ésa sonrisa al mirarme, nerviosa, tímida aparentando ser segura, preciosa. El primer tacto de su piel, el primer beso (aunque no fuera de la forma ni en el momento más acertado x mi culpa).
Ése día, firmé el sí a mi destino que se acababa de chocar conmigo. El día que la conocí mi vida se fué inevitablemente, a su lado, junto con mi alma.
Después, tantas cosas. Tantas y tantas cosas...como diría Isma, sí. Días infernales, días inolvidablemente bellos, días y horas desesperadas e irracionales, días, meses infinitos, momentos cruciales, momentos de lucha, momentos de reencuentro y minutos, muchííísimos minutos de sentido, pasión, entrega, sinceridad. Horas de confianza. Años ya, de felicidad. Tantas cosas.
Veo los instantes como en una película en mi cabeza, que casi....casi....puedo tocar con la mano.
Y no sé si puedo decir algo más. Es difícil, ya lo dije al principio.
Es tan grande la sensación al pensar todo lo vivido, todos los años que nos quedan x vivir...y que los viviremos sin que nadie, absolutamente nadie, nos pueda legalmente ignorar...
Y sí, ése día habrá ausencias, unas ausencias de las que ahora mismo no quiero hablar (hay mucha gente que sabe a qué me refiero), pero indudablemente será uno de los días más importantes, inolvidables y maravillosos de mi vida.
Y a tí mi vida, sólo me queda decirte que no sé si dudabas de si pondría o no un post sobre nuestra boda, no sé si te habrás preguntado porqué no lo había puesto ya...Incluso puede ser que esperaras algo más grande, más bueno. Pero es que yo sé escribir muchas cosas, pero no sé...no puedo...expresar la forma en que late mi corazón cada vez que te miro y pienso, que estás ahí, conmigo, no con otra, conmigo, y lo estarás x siempre e incluso un día para el que no faltan ya muchos meses lo dirás en alto, claro, junto a mí, delante de toda la gente que acudirá para compartir ése momento con nosotras. No sé decir mejor que ya sé que ése día estarás absolutamente poreciosa, y que se me grabarán tus ojos en la memoria.
No sé escribir mejor...que te quiero. Que te quiero, hoy, mañana y siempre. Y que no me importa (ya te lo dije un día) si he de acompañarte al cielo ó al infierno, siempre estaré a tu lado. Nunca estarás sola. Y un día seremos abuelitas sentadas en el sofá, cogidas de la mano, mirándose aún con amor mientras los nietos juegan x la casa.
No es que nunca haya dejado este blog, pero sí, en cierto sentido lo he dejado muy abandonado por la falta de tiempo, aunque eso no implica que yo haya dejado de escribir (nada más lejos de la realidad). Espero dentro de poco volver a escribir por aquí, al menos dejar algunas de las cosas que últimamente he escrito (si es que me queda algún lector fiel e impertérrito que no haya abandonado la esperanza aún de volver a leer algo mío).
Lo cierto es que tengo mucho que decir.
Especialmente una gran noticia, que no la diré ahora, porque desde hace muchos meses se merece un post para ella sola, y un post de los buenos.