12 de Enero 2004

Brindemos que hoy es siempre todavía...

No era muy tarde, yo volvía de la calle, de cenar con eigual (x una vez me ha dejado invitarla yo), la parada del bus estaba sin luz y la calle casi vacía. Iba andando entre las sombras de la noche con mis botas, mis pantalones verde militar de senderismo, una camisa a cuadros azul y grises, mi chaqueta destrozada de cuero negra y una bufanda a rayas multicolor...tarareando una canción de Isma, mirando los aparcamientos de coche, donde un fiesta rojo antiguo descansaba al lado del portal. He aprendido con los años a aceptar los vuelcos de mi estómago, aún así al pulsar el botón del portero para que T. me abriera, me temblaba visiblemente la mano.

Subiendo las escaleras (nunca cogeré un ascensor), iba dividiendo mi mente en dos partes, una recordando voces, manos, sensaciones en esos mismos escalones con ella, otra luchando x mantener a las dos en blanco.
T. me había dejado la puerta entornada. Este piso trae recuerdos, de otros paisajes otros tiempos, en los que una suerte mejor me conoció, pensé parafraseando a Isma.
- Ven un momento, quiero enseñarte algo
Entré a la habitación, tenía un montón de ropa sobre la cama. Sus regalos de reyes dijo.
- ¿Te gusta? dime la verdad, luego no te metas conmigo porque no me queda bien lo que llevo
- Sí, esa camiseta no, pero el resto sí, estoy segura de que te va a quedar muy bien
No es que no me estuviera fijando, es que era uno de esos momentos en que una parte de tí actúa sin que tú lo pienses demasiado; era verdad, pero yo estaba mirando algún punto impreciso entre su pelo y pared que había detrás, estaba ligeramente ausente, ardiendo x la calefacción a la que estoy tan poco acostumbrada, con un incipiente dolor de cabeza y de cuerpo en general.
- ¿Has visto mi bufanda ésta? estoy pensando en ponérmela mañana
- No, esa bufanda no
Me salió más abrupto de lo que me hubiese gustado, si hubiera podido controlarlo, que no pude. Algo en mi ser empezaba a dar vueltas, a girar.
- ¿Qué le pasa?
- No...guárdala en el armario, no te pega, no te pega T.
- ¿Estás bien?
- Sí, claro...es la calefacción -me pasé una mano x el pelo- creo que me voy a tomar un Neobrufen
- ¿Entonces la guardo?
- Sí, x favor
- Nada, tía, no me dejas que me ponga nada, que jodía eres
Me parece que en ese momento yo ya no estaba allí, al menos en ese momento temporal. Pero tampoco quería eso, de nada me serviría contener mil escalofríos incontrolables revolviéndome x dentro, al recordar que hicé con esa bufanda, qué pasó...cuando el fiesta rojo en la puerta, cuando no em temblaba la mano porque no había portero al que llamar, sino una llave en mis dedos encajándose en la cerradura y mil mariposas en mi estómago, al lado de alguien que se econtraba muy lejos de esa habitación, y de esta ciudad.


[...sigue leyendo pinchando abajo si kieres]


Pasó la noche, y entre gilipollez y gilipollez de fresita en la tele (esa chica se puso orgásmica al ver a la gente que la aclamaba x ganar), yo me tomé el Neobrufen, no me hizo nada (me dieron ganas de meterme debajo de la ducha fría pero estaba demasiado cansada), llegó la compañera de piso de T. de vuelta de Madrid y ella cayó en la cuenta de que mi cama (la cual ocupo de vez en cuando) estaba sólo con una manta.
- Vente a dormir conmigo
- No, estaré bien, no me hace falta más nada en la cama
- Ven y duermes conmigo en la cama, si eres un encanto, no te mueves ni ná
Si me muevo, pensé para mí.
- Que no, que no te preocupes
- Joer tía, ¿estás extraña, eh?
- Prefiero la habitación donde estoy...la cama...bueno, tú sabes -ceja enarcada, del que ya todo lo ha dicho de lo que podía contar hace mucho-
- No si...qué niña...¿y eso que tiene que ver? que estuviérais ahí
- No es sólo x eso T., no...-cómo explicarle que no me apetecía en absoluto dormir en aquella cama de matrimonio o en ninguna otra, con nadie que no fuera la última persona con la que lo hice-...no me encuentro bien, no creo que esta noche duerma, voy a ser un coñazo, mejor duermes sola
- Está bien
Últimamente siempre le decía lo mismo.

Serían las 00:30 de la madrugada cuando me tumbé en la cama, bocarriba semi a oscuras, encima de la manta sudando, con una tormenta de nervios en el estómago inexplicable porque no me sentía nerviosa, ni tenía razones para estarlo x nada. Empecé a dar vueltas sobre el colchón, mientras seguía pensando en la misma canción de Ismael Serrano, en lo que ya había pensando subiendo x las escaleras, que no sabía porqué me iba a dormir a ese piso (a quién le hacía el favor en realidad, a T. o a mí, o era mejor que me quedara en mi casa todas las noches), en el insomnio que me estaba dando.
Después de unos minutos miré al móvil cargándose sobre la mesita, y lo que iba a suceder a continuación se mostró claro ante mí en un instante. Algo muy fuerte en mi interior sabía que en ese momento, de todos precisamente en ése, tenía que mandarle a ella un mje. Y no esperaba respuesta, pero la tuve. Entonces supe que había hecho exáctamente lo que había querido hacer durante toda la noche, y la canción esta vez surgió de mis dedos a un segundo mje. Dejé el móvil en la mesa, me volví a estirar en la cama y me eché a llorar.

No era sólo que en ese momento, de todos precisamente en ese, en que estoy abriendo nuevas puertas en mi vida, me diera cuenta de que era cuanto más deseaba tenerla cerca; también era todo lo demás, casi en igual medida, el haber estado tantas veces tan mal y tan sola en esa misma cama, el notar lévemente que una parte en el fondo de mí esta asustada aún.
No pensé que nadie me fuera a abrir la puerta, ni nada x el estilo. En algunos instantes admiro mi capacidad para aislarme del mundo.
Encendí la luz, cogí una libreta y me puse a escribir. Más...en unos segundos pasó x mi mente todo lo que quería expresar, y a los siguente estaba totalmente en blanco. El relog marcaba la 1:22. Realmente estaba cansada.
Así que volví a apagar la luz; sería una hora después cuando caí dormida al fin.

A las 7:15 en pie. Qué ojeras. Qué sueño, no podía moverme.
En cuando llegué a mi casa bastantes horas más tarde, lo primero fue poner en el equipo la canción de isma. ¿Que qué canción?...

Ahora que la adolescencia es un septiembre lejano,
humo de cerveza en un portal, un verano inacabado.
Algunos años en la facultad de ciencias,
papeles escritos, ron de Cuba, hojas de hierba,
un tren dormido en una vía muerta,
la luz de la ventana azul que siempre estaba abierta.

Ahora que quedan tan lejos las playas de Corfú,
las estaciones de trenes de Praga, Hamburgo o Estambul,
los viajes que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos,
la luz de una cafetería, los amores conversos.

Ahora que te cansas y las piscinas cierran,
y apura el último baño la luz de las estrellas.
Ahora que regreso a los lugares a donde quise huir
y nadie me espera allí.
Ahora que casi llego a fin de mes,
que amo a una mujer.

Que amo a una mujer.

Ahora que pago las facturas, que me besé en La Habana,
que sueño con Lacandona, que ya no escribo cartas,
que cumplimos más añós que promesas,
que se hunden nuestros corazones como la vieja Venecia,
que llego tarde a los cines y al fin del planeta,
que alquilo un pequeño piso en un castillo de arena.

Ahora que duelen las resacas y cortan como una navaja.
Ahora que nadie nos saluda por los bares de Malasaña,
que pido auxilio, besos y comida por teléfono,
que fumo flores y lloro a veces mientras duermo.
Ahora que tiemblo como un niño abandonado.
Ahora que viejos amigos nos han traicionado.

Ahora es el momento de volver a empezar, que empiece el carnaval,
la orgía en el Palacio de Invierno, de banderas y besos.
Se cayeron mis alas y yo no me rendí,
así que ven aquí,
brindemos que hoy es siempre todavía,
que nunca me gustaron las despedidas.


Escrito por Atlanthis.....12 de Enero 2004 a las 11:02 PM
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