4 de Enero 2004

deja que pasemos sin miedo...

Acerquémonos, no nos oirá. Está pensando en canciones de Antonio Vega, absorta en ella misma, en el cielo que contempla. Piensa que ojalá todo fueran sueños tontos, susceptibles de deshacerse en papel gastado al despertar. Todo cuanto conoce: su fragilidad, la torpeza de su escisión con este mundo enorme, el silencio de su voz, en tantas pesadillas sordas.
Su cabeza da vueltas, perseguiendo pájaros invisibles, atrapando nubes con formas que se le escapan, abrazos de lo que sólo consigue escalofríos en su piel.
A ratos sonríe, a tragado muchas lágrimas, los colores del firmamento cambian y le dice a los árboles que a cada una que resbala x su garganta, se hace más fuerte. Y aprieta los dientes, para que no se escapen.

A aceptado su destino, se lo dice al viento. Entenderá los mares infernales que la llaman cual fantasmales sirenas, la imaginación que la atormenta, el deseo que no es campo fértil sino rayos y truenos que ha de cargar porque le pertenecen.
Tal vez un amanecer incierto y difuso, le traiga un día un sueño recién lavado, azul, brillantemente verdad y salvaje, que de profundo no se vaya con la siguiente marea, y sobre la arena lo tenga en las manos, azul, limpio, fundido con el sol y con ella.

No sabe que estamos aquí, no sabe que la vemos. Se pasa una mano ligeramente fría x las cejas, lentamente, como si fuera entonces cuando verdaderamente estuviese pensando ¿cansada? no sabemos, pero observamos x el resplandor en sus ojos, o mejor dicho x su ausencia, que no duerme mucho, que piensa demasiado, que tiene frío y no es del tiempo, en su postura, la forma de sentarse, el extraño muro que percibimos que ha forjado con su mente para completar la separación que ya siente que ha tenido siempre y que está destinada a tener con la vida, intuimos que ése frío se debe al polvo que tienen sus manos que hace mucho que no vuelan sobre otro alguien, al infierno de ausencias donde cree que está y x el que rechaza los paraísos desiertos que piensa en sus delirios que no habitará, a la falta de amor quizás que pueda albergar su corazón, de despreocupación, de sencilla alegría desprovista de melancolía.
Nos recuerda a esos suicidas que están convencidos de su sino y lo acogen con inevitabilidad, resignación y casi placer en ello.

Quizás, así, ahora, cuando nadie la ve, y cuando tiene gente alrededor, nos recuerde la enfermedad del lobo estepario, incluso ella misma lo cree, cuando el crepúsculo baja, y mide el ángulo formado entre la luna y ella, y ve que no tiene ni cuándos, ni cómos, ni dóndes, sólo su mutua soledad, llegando a reconfortarse en ello, aprenderá, luchará con las sombras si es lo único que tiene, amará aquello en que sus pupilas se poseen, respirará el aire que le quede.
Nos lo dice, nos lo dice aunque no lo sepa, que tiene miedo, miedo a estar sola. Miedo a atravesar la vida sin nadie que la vea, que sea testigo, que se duerma tranquila sobre su pecho x las noches y le dé así en su haber algo bueno en su paso x la tierra.
Le aterra, y está convencida de que será así, estrechándose cada vez más el espacio entre sí y la luna, solas, cubiertas de igual márfil. X eso lo esconde, esconde esa certeza en lo más hondo de su ser, y aparta la mirada.

Vive en un mundo lleno de dragones que no puede matar, de brujas, de laberintos oscuros, de escaleras en ángulos imposibles.
Y cree, nuestra chica, porque ya es un poco nuestra, que de todo eso saldrá más fuerte, más grande. Que al menos tiene que tener eso.
Y entonces alguna luz se ilumina en su interior, intenta ignorar la materia oscura que se revuelve en su interior, y somos conscientes de la claridad y la esperanza que acuden en su incierta salvación, al decir que en tal universo también ha de haber mucha belleza, para contrarrestar. Y sabe que es así.
Acude una canción a su mente, se tumba de espaldas, se siente mejor.

dónde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos...donde se creó la primera luz, germinó la semilla del cielo azul, volveré a ese lugar donde nací...de sol, espiga y deseo, son tus manos en mi pelo...de nieve, huracán y abismos, el sitio de mi recreo...

Escrito por Atlanthis..... 4 de Enero 2004 a las 02:48 PM
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