Mañana a estas horas estaré camino de Barcelona

Hace frío. Me tuerzo ligeramente al caminar hacia la cocina con el vaso vacío en una mano, y el móvil en la otra.
LLevo dos horas hasta el instante de ahora en la terraza, sentada en el suelo, mirando las estrellas, dejando el cenicero con los restos y la ceniza de cinco cigarros (Ducados), escuchando un cd absoluta e insoportablemente masokista que me he grabado, bebiendo Martini blanco con hielo, abrazada a la pared de ladrillo, con los ojos cerrados o buscando con la mirada entre las constelaciones estrellas fugaces que porten deseos.

Mañana a esta hora estaré en un autobús que ya conozco viajando hacia Barcelona, una ciudad para la que mi estancia será nueva y breve. Esta noche no puedo menos que estar cansada, después de ver toda la tarde el baloncesto y las pruebas de gimnasia de los juegos olímpicos, de pensar, de acostarme tarde anoche tras haber estado en San Miguel tumbada bocarriba sobre un muro de piedra contando estrellas con dos de las mejores compañías que podía haber tenido (de verdad os lo digo), y levantarme de nuevo a las 3 de la mañana para desayunar zumo de naranja y chocolate y seguir durmiendo mal.

eigual vete preparando para mis vueltas en la cama y mis paseos nocturnos de insomne; espero que no me mandes al suelo.
Y para que te babee encima dormida en el bus, jajaj.

Será el alcohol y la nicotina, que estoy recordando una reflexión que hice la otra tarde después de terminar de ver la trilogía del Señor de los Anillos (en una especie de maratón cinéfila), pensando sobre todo en Frodo (y Sam en cierto sentido), Aragorn y Arwen. Soy consciente de que a muchas personas no les gustan esas películas o no han leído siquiera los libros de Tolkien (x Dios no abrais un debate sobre esto, que no es la intención de este post), pero en mi opinión cuando se le quita si así se desea, el velo de fantasía que tiene la historia, es una buena parte de la realidad misma no ya lo que ahí se refleja, sino lo que se cuenta. Un chaval que a base de cojones, voluntad y sacrificio inhumano al lado de su fiel amigo (bueno, lo de "fiel amigo" realmente habría que discutirlo....jejej, pero puedo destrozar la novela a mucha gente que lea ésto y aún no la haya leído si comento mi teoría de que Frodo y Sam son gays y representan una historia de amor preciosa basada en apoyo incondicional, confianza, sueños y lucha ente los dos) salva todo lo que conoce de la destrucción acosta de sí mismo. Una muchacha que renuncia a su inmortalidad x tener una vida mortal al lado del hombre que ama, aún cuando para éste lo primero x lo que luche sea x sus principios y su dignidad (o precisamente x eso).

A mi todo eso me dice que todo en esta vida tiene un precio. Tanto las buenas acciones, tanto las correctas, como las malas y las equivocadas. Todo cuesta algo, todo requiere un esfuerzo, todo implica una elección, ya sea ésta más grande o más pequeña, consciente o no, variable...o inevitable. Todo tiene un precio, y unas veces es algo material, otras una parte de nosotros mismos (o incluso nosotros en un sentido amplio), o una mezcla de ambas cosas.
Pero todo tiene un precio. Que cada cual paga o no, dependiendo de aquello x lo que esté luchando.

Cambiando de tema, espero que no nos perdamos mucho x Bcn, o tal vez al revés, a lo mejor no está tan mal hacerlo, ¿no?...jajaj. Seguro que te acabo llevando yo, eigual, aunque seas tú la que ya ha estado. Si es que...(claro que también puedo perderte más, quien sabe...). Si no me matas antes con los cd's que pienso echar.

Fins...casi mejor que me vaya ya a dormir hoy, no sé lo que dormiré en los próximos cinco días. Así que buenas noches. Y no dejeis de soñar nunca, que nunca se sabe cuando te va a hacer falta buscarle un sentido a la vida, a la mañana siguiente.