No sé qué coño me pasa hoy II

Clavos ardiendo
me atan
a una atmósfera indivisible,
Satanás juega
con mi sangre,
volver a verte me parece
un jamás amargo.

Me haría falta
que me enseñaras,
el olvido de todo
con tu única existencia,
las playas desiertas nocturnas
en la marea vertida de tus piernas
unida a mi cuerpo
frágil,
la luz del universo
subida a la montaña
más alta de la tierra
reflejada en la belleza infinita de tus ojos.

Necesitaría cantar
todas las estúpidas canciones de amor
que me sé
con mis manos susurrando
entre las curvas de tu piel
y mis labios deshaciendo tu pelo.

¿Sabes? juntar todos mis versos
y tirarlos x la ventana,
gritar como una descosida
todas las mentiras
que he dicho alguna vez,
arrojar a las llamas
frías del invierno
mi alma desnuda de secretos,
sería igual que cerrar los ojos
y dormir,
si el sueño eterno
que agarrara entre mis brazos
fueras tú.

Desgajaría trozo a trozo
mi corazón como una naranja
con la navaja que tomara
del ángel o demonio que me sostuviera,
me es indiferente,
si tuviera dos o tres instantes
para derramar las mil imágenes de amantes
de esas películas románticas,
sobre tí y sobre mí,
enlazadas en cualquier rincón bajo el firmamento
yo absorta,
absorta en la belleza de tu tacto
recorriéndome.

Debería de haber encerrado tu saliva
en un tarro de esos de conservas
herméticos, que nunca dejan escapar
lo que los labios terminan de besar
y miran alejarse
tantas veces sin querer,
lo habría guardado con mi vida
para echarte de menos
de una forma más masokista aún.

Un mechón de tu pelo,
una pestaña negra,
un olor de tu sexo,
tendría que tenerlos
para hacer brujería,
encender el caldero y echar
dentro mis huesos vacíos,
a ver si así pudiera volver
a darte un beso,
una caricia,
sólo uno, sólo una,
sería una magnífica cadena
ambiciosa x toda la eternidad
de mis ansias, de mis lamentos,
de mi mente
que no me deja en paz,
que no me deja tranquila,
que me amenaza con la guillotina
de la razón
si mis terminaciones nerviosas
no estallan ante tí
al menos una vez más.

Es que tendría
que haberte dado mi cuerpo,
para que te marcharas con él.

A mi no me vale,
no me sirve sin tí.

Si vieras reíse a las estrellas,
al mismísimo ángel negro,
a todos los caídos que me contemplan
hundir las muñecas
hasta la inmortalidad
del recuerdo que me dejaste,
creyendo que ni siquiera tú eres imposible,
si oyeras las carcajadas
como campanas en honor de ésta tonta,
ésta ímbecil que vendería sus sueños
x tí.

Sería bueno darme unas ostias,
no de las que podrían gustarme
sino de las otras,
para destrozar las novelas de amor
que nunca leí
pero que creo,
y quemar de paso estas líneas
que hacen lo mismo
muertas que vivas,
soterrar las voces
que me hablan,
darme unas ostias bien dadas
no de las que podría pedir
medio ida que me dieras,
las que terminarían de acabar conmigo,
porque es peor esta ignorancia,
este silencio,
porque es peor esta condena
de nada,
que el martirio de asesinar
de un tajo a mi corazón
perdiendo mi cuerpo
al llevártelo tú ya entero
en un adiós apasionado
que me queme,
que me reduzca a cenizas,
que x amor de Dios acalle a mi memoria
y me mate del todo.

Habría sido aconsejable proponértelo,
con suerte bendita
te hubieras quedado atrapada
entre mis brazos,
y no estaríamos ahora
mirando perplejas esta poesía,
tú dudando si es a tí
a quién dirijo mis delirios,
yo gritando para mis adentros
de que lo dudes,
y no respondas,
y no me calles
llamando, reteniéndome a tu lado.
Pero se me olvida que sólo yo
fuí lo suficientemente gilipollas para enamorarme,
o algo así piensas.

Escrito hace unos instantes a la luz de una cerveza. Poesía de delirios es el título.

Escrito por Atlanthis.....14 de Enero 2004 a las 09:09 PM